En los últimos meses, debido a motivos personales, he podido asistir a un par de acontecimientos sociales en Rusia: una boda y un cumpleaños. El caso es que, en ambos casos, he podido descubrir una figura para mí antes desconocida; se trata del TAMADÁ.
El Tamadá es un profesional que se encarga de animar el cotarro en cualquier tipo de celebración (bodas, cumpleaños, fiestas corporativas …). Además, en mi opinión, tiene una función primordial en este tipo de eventos: organizar de la forma más ordenada posible los turnos de felicitaciones, y es que, en Rusia, (por lo que yo he podido observar) es muy importante tener una buena felicitación preparada para el o los homenajeados en cuestión.
Además de lo anterior, el Tamadá organiza juegos, ensalza la figura del homenajeado recordando pasajes de su vida, se canta alguna cancioncilla, recita poemas …. Otra función que tiene en las fiestas es la de animar a la gente a beber (sí sí, yo tampoco pensaba que fuera necesario animar a beber a los rusos!). El caso es que de rato en rato, suelta alguna frase, o recita algún poema, tras el cual, invita a todos los presentes a levantar las copas y brindar por alguna chorrada.
No sé por qué, pero la verdad es que cuando pienso en un representante de los TAMADÁ en España, se me aparece la imagen de Moncho Borrajo …