martes, 16 de diciembre de 2008

Una de rusos

Ayer me pasó algo que, aunque sea muy normal por estar tierras, no termino de acostumbrarme.
Habitualmente voy en autobús a trabajar y en la parada en la que me tengo que bajar (D.K. Gagarina) hay la típica mini tienda rusa donde se puede comprar algo para comer o beber. Bueno, pues resulta que ayer, cuando me bajé del autobús, me picó el gusanillo y decidí comprar alguna cosilla para mojar en el café. Entro en la tienda y pido una bolsita de unos bollitos pequeñitos que me gustan mucho. La dependienta se acerca a la estantería y los trae al mostrador. Pregunto el precio y me contesta que 22 rublos. Abro mi cartera y saco un billete de 500 rublos (que, además, era el único que tenía en ese momento). Ahí fue cuando la dependienta cambió radicalmente su cara (parecía que había mordido un limón la jodida!) y, mirándome con odio, me dice: no tengo tanto cambio!!! ...
La verdad es que te quedas alucinado porque pasas, en unos segundos, de ser víctima a ser culpable. Es decir, que la culpa de no poder comprar lo que quieres es tuya! pero melón! como se te ocurre ir por la vida con un billete de 500 rublos!!! (14 euros al cambio).
Otra de las cosas que me impactan es que la dependienta de turno, por supuesto, no hace nada de nada por remediar el asunto. Es decir, no pregunta a otro posible comprador si tiene cambio, o se acerca a la tienda de al lado para preguntar si le pueden cambiar un billete grande de los que tiene. NO! simplemente se queda parada, mirándote fijamente y pensando: venga majete, a ver como lo arreglas.
Total, que me quedé si mojar mis bollitos en el café.